martes, 17 de mayo de 2011

El Juego en la Infancia

Es indispensable reconocer que la actividad fundamental de la infancia es el juego ya que éste propicia un desarrollo integral oportuno a la edad. Por esta razón, el niño debe disponer de un tiempo y espacios adecuados para su ejecución.
El juego infantil es una actividad que involucra sentimientos, pensamientos, afectos, actitudes cuya ‘práctica sirve para demostrar y afirmar la personalidad.’ (BARTOLOMÉ, GÓRRIZ, PASCUAL, GARCÍA, 1993; 485)

En al etapa preescolar  para el niño, ’’el juego es la vida en miniatura’’ (FERLAND, 13), es decir, es concebida como una fuente principal de vida en la infancia.
En el manual: El Juego como Instrumento Educativo y de Desarrollo Integral, Lucía Retamal plantea que para los niños jugar es ser y hacer.
De ahí que la importancia del juego infantil se expresa en el Ser al momento de tener experiencias placenteras en las cuales están inmersas las emociones, fortalezas, frustraciones y carencias de los niños. Y en el Hacer al lograr relación, acción y dotación de significado e intencionalidad al juego por medio de las acciones ejecutadas durante su proceso. Gracias a esto, el niño es capaz no sólo de relacionarse con su realidad sino de paso a paso integrarse activamente a ella.

Funciones del Juego Infantil

El juego infantil debe partir de ciertos principios que posibilitan su función, la cual a su vez tiene un impacto sobre el niño.
Desde la infancia entonces, el juego tiene una función de:

-       Descubrimiento
Los primeros juegos del niño le dan la capacidad para descubrir y explorarse a sí mismo determinando sus limitaciones y conociendo aquello que conforma su propio cuerpo.
Además, la interrelación con los objetos y personas le permiten distinguir las características que los conforman a la vez que su funcionamiento. Poco a poco el niño ‘desarrolla estrategias de acción que le permiten acomodarse tanto a los objetos como a las personas’ (FERLAND, 19). Esta función genera en el niño aprendizaje.

-       Dominio de Sí mismo
Esta función se refiere al control que el niño aprende a tener sobre el espacio que le rodea y los objetos que lo componen a la vez que es conciente de sus acciones sobre ello. ‘Es experimentar una sensación de maestría sobre una porción de su vida’ (FERLAND, 19), es decir que aunque todavía tenga una marcada de dependencia del adulto, él es el propio constructor y dueño de su juego; tiene control sobre su inicio, desenlace, recursos, tema, acciones, significado y soluciones, de manera que ‘el juego se convierte en una fuente de gratificación’ (FERLAND, 19) impactando directamente en la formación de su autoestima.

-       Creatividad
El juego es puramente imaginación y creación. Es el lugar donde tiene origen las fantasías. Es decir, gracias a la creatividad del niño, la imaginación inventa cosas y situaciones que se adaptan al interés del infante. En sus juegos da vida a los objetos, anima seres inertes, inventa diálogos y personas. De esta manera ‘el pequeño decide lo que es la realidad, la transforma y la adapta a sus deseos’ (FERLAND, 20). La creatividad, impacta en la capacidad del niño para adaptarse a diferentes situaciones de juego, invención y acción.



-       Expresión
El juego es un lenguaje que, sin necesitar de las palabras, habla por sí solo. Dentro de este fenómeno, están inmersos sentimientos, pensamientos y afectos tanto positivos como negativos los cuales nos informan sobre la situación interna del niño que está jugando. Sus diálogos, la manera en que utiliza los objetos, son formas de comunicar lo que siente. El juego, se convierte entonces en una forma de escape emotivo en el cual el niño extrapola sus frustraciones sobre objetos que lo remplazan. Esta función impacta directamente en la comunicación de sus sentimientos y relación con los demás. Es decir que para él, ‘el juego es su lenguaje primario…que le permite liberar su mundo interior.’ (FERLAND, 20).

-       Placer
Naturalmente al jugar, se obtiene placer. Esta sensación es asociada a las características de cada oportunidad de juego: retos, curiosidad, incertidumbre, lo novedoso. Todo esto lleva al niño al descubrimiento del placer en el juego conservándola y actuando para que perdure. De esta manera el placer impacta en el niño generando en sí mismo un interés para actuar.

El juego del niño es su actividad fundamental, éste abarca sus dimensiones humanas en su totalidad. Gracias a su carácter libre y espontáneo el juego es un fin en sí mismo que permite al niño y a la persona conocer, relacionarse e incluirse en el mundo y la realidad que lo rodea por medio del disfrute, el gozo y la diversión tendiendo en cuenta que  su vez, es un instrumento favorable para la potenciación y adquisición de varias destrezas y habilidades multidimensionales.
Para el niño, el juego es un medio por el que se hace conciente de sí mismo y de su entrono, propiciando su autonomía, su auto-afirmación, su autoestima alta y el interés de sus acciones en salir de sí mismo e insertarse en el mundo rodeado de personas y objetos.

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